Nuevas realidadesÁngel Antonio Rodríguez Hablando de las nuevas realidades del arte, Tomás Maldonado decía que, por objetivas que parezcan, siempre es posible descubrir en ellas el aprovechamiento de nociones amo «campo» o «ritmo», que nos proyectan a mundos más complejos y subjetivos, Algunas tesis de los Escritos preulmianos del argentino bien podrían extrapolarse a la obra de la asturiana Soledad Córdoba (1977), que en la definición de su nueva exposición habla de «un viaje a las profundidades del lugar más íntimo donde la realidad se desprende del mundo convirtiéndose en algo perturbador, hermoso e incluso poético». Esta inquieta creadora mantiene una rítmica línea discursiva que, como indica Fernando Castro, «entrega lo que llamaríamos los dones del proceso: la dialéctica de naturaleza , artificio con la que nuestra identidad es cuestionada permanentemente», y defiende dicha identidad mediante singulares autorretratos que han ido deslizándose desde una desnudez traumática a una ficcionalidad barroca». Las fotografías, que elle misma protagoniza, hablan del cuerpo fragmentado, con escenarios vacíos y hermosas naturalezas que conciben un arte casi terapéutico, de búsquedas continuas que parten del del intimismo pero excitan la colectividad. VENA CREATIVA Córdoba impulsó su trayectoria en 2002, cuando obtuvo una de las becas AINorte, que organizan en Asturias el diario El Comercio y la Fundación Vocento, donde la joven fotógrafa presentó el primer tríptico de Un lugar secreto, proyecto producido por Cajastur. En los últimos años su trayectoria ha prosperado fiel a una manera de plasmar ideas que le define como una de las artistas más singulares del panorama nacional. Destacando en varias ediciones de PHotoEspaña y obteniendo varios premios. El registro secuencial de estos formatos, entre dos y cinco piezas por serie, y sus calidades plásticas indican una vena creativa por encima de la media. MECANISMOS CASI MÁGICOS Córdoba penetra la naturaleza con mayor carga escenográfica que antaño, en composiciones más abigarradas que mantienen sus fuentes procesuales pero superan la pura representación del cuerpo viajando a un espacio que consciente e inconscientemente inventa mecanismos casi mágicos. Lugares de escape y experimentación, de naciente aspecto pictórico, revelados en mate y ligados a esos procesos postfotográficos que, en buenas manos, hacen posible lo imposible. Las referencias a algunos momentos históricos y a artistas contemporáneos como Francesca Woodman o Gregory Crewdson le sirven para establecer convivencias entre lo natural y lo sobrenatural, en una alegoría de lo fantástico que merece la pena contemplar. Aunque formalmente nada tienen que ver con los recientes paisajes le Goethe que presentó el Círculo le Bellas Artes, ciertos fragmentos de estas fotos parecen inundar nuestra mirada de estímulos goethianos, quizás porque atienden también a lo pequeño y lo humilde, al margen de cualquier poética de lo sublime. Bajo esas sensaciones, unidas en una estética que reduce la particularidad para superarla, se elabora un diario de imágenes usurpado al tiempo que hace factible la evolución y la sorpresa. Córdoba homenajea la síntesis fundiendo instinto y capacidad teatral sin aspavientos, demostrando que toda buena actuación preformativa procede directamente del corazón.
Publicado en el ABCD, 24/05/2008, pág.43.
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